Casting Enitt Paradeisos

>>¿Por qué deseas el personaje?
Porque tiene mucho potencial, es una persona buena, algo sumisa, pero que sabe lo que quiere. Enitt puede ser algo rutinaria y preferir la seguridad de su hogar, mas la curiosidad la mata y el deseo de saber más sobre su padre es más fuerte que su necesidad de protección y seguridad.

Hay mucho de donde exprimirle a la relación que tiene con su madre, la dependencia que siente hacia ella y sumado a eso, los celos que aun siente hacia Mallory, a quien a pesar de cuidar y proteger como buena hermana mayor, aun teme que pueda quitarle esa protección que tiene con su madre. Además, sus poderes son interesantes, es muy fuerte, más aun no lo sabe, su potencial es enorme, digna heredera de sus padres, solo necesita descubrirlo y esa es una de las principales razones por las que deseo llevar este personaje.

>>Visión a futuro cercano.
Veo a Enitt abriéndose un poco más, saliendo de la seguridad que para ella representa el realizar gran parte de las tareas del hogar, quizás conociendo a alguien especial. La curiosidad podría impulsarla a querer averiguar más sobre su pasado, dado que no recuerda muchas cosas y su infancia es casi un misterio para ella, un misterio que desea revelar.

>>Ambientación del post.
Una tarde de verano en su casa en Ischýs, preparando la cena y meditando un poco.

>>Post {mínimo 15 líneas}
Era una de las tardes más calurosas que había pasado desde que el verano comenzó. Apenas corría viento alguno y aire era denso, muy húmedo. Pese a todo el día se había pasado rápido y tranquilo. Mallory, Carter y mi madre se encontraban fuera de casa, mis hermanos seguramente metiéndose en líos o fraternizando con personas desconocidas, hecho que me preocupaba demasiado, y mi madre, seguramente haciendo compras necesarias para la casa. Mientras tanto yo tenía tiempo para mí misma, y para preparar la cena, incluyendo el lavar los trastes al terminar de cocinar.

Comencé a sacar las cosas para preparar una pasta con camarones, una receta secreta que solo me pertenecía a mí. Puse a hervir la pasta, estilo “cabellos de ángel”, en una olla honda llena de agua, ajo y cebolla y una cucharadita de aceite de oliva. Mientras esta se cocía, coloque en una olla aparte a cocer los camarones y comencé a preparar la crema que acompañaba la receta. Pero, pese a que esto era lo que más amaba hacer, la tarea del hogar que más disfrutaba, mi mente comenzó a viajar hacia un tema que raras veces se tocaba en casa: mi padre.

Esa figura que no podía recordar, cuyo rostro no podía imaginar y que despertaba en mi la mayor de las curiosidades. Ese deseo de conocer más sobre él, en especial, sus motivos para abandonarnos. El aroma de los camarones cociéndose llego a mi nariz, cerré los ojos un segundo, saboreándolo, mientras comencé a preguntarme cual sería la comida favorita de mi papa. Había tantas preguntas que no tenían respuesta. ¿Aun pensaría en mí? ¿Cómo era mi vida cuando él estaba cerca? Y la pregunta del millón: ¿Por qué se fue?

Comencé a rallar el queso y vertí algo de crema, leche y especias en un refractario, echándole un poco del queso rallado. Cole la pasta y le saque los pedazos de cebolla y ajo, vaciando después la pasta en el refractario. Vacíe otro poco de leche y crema en el molde y coloque los camarones, para agregarle más queso rallado encima. Metí el refractario al horno y me dispuse a preparar una ensalada que serviría como entrada. ¿A papa le gustaría la comida italiana?

Mientras partía la lechuga y la lavaba, trate de recordar de donde había surgido esa receta. Era algo curioso, sabía que era solo mía, que ni a mi madre se la había enseñado, pero no sabía de donde había surgido, era incapaz de recordar la primera vez que hubiera preparado aquella pasta. Y eso me pasaba con tantas cosas, como por ejemplo, era consciente que de pequeña era hostil con mi hermana, mas apenas y podía recordar claramente alguna pelea con ella. Era como si solo supiera las cosas porque me las hubieran platicado, puesto que no podía recordar nada concreto. O casi nada.

Partí el tomate, lavándolo, para luego colocarlo en la ensaladera, junto con la lechuga. Agregue champiñones, un poco que queso parmesano rallado y un toque de vinagreta. El aroma de la pasta lista llego a mis fosas nasales, en tan solo una hora ya tenía una deliciosa cena. Coloque la ensalada en el centro de la mesa y saque la pasta del horno. Solo había que colocar la mesa y servir el vino, y por supuesto, que llegaran mis hermanos y mi madre. Comencé a colocar los platos y los cubiertos, había cinco lugares en la mesa… pero uno nunca lo había visto ocupado, salvo que hubiera visitas.

Solo deseaba conocerlo un día. Un corto y simple día, saber cómo era su rostro, su voz, que comida le gustaba. Saber si aún yo era parte de sus pensamientos. Mire la mesa, ya puesta, la cena humeando, las copas ya servidas, a la espera de los comensales. Lentamente me senté en aquella cabecera de la mesa donde nadie se sentaba. Recargue mi cabeza en el respaldo, cerrando los ojos deseando que tal vez su aroma aun estuviera impregnado en aquella silla. No podía odiarlo, solo podía preguntarme el porqué de su partida.